lunes, 15 de noviembre de 2010

Sorriso

(26 de agosto)

2 de septiembre


Resulta ser que alguna vez, en un lugar desconocido y en un tiempo desconocido.
Caminaban por izquierda y por derecha ambos.
Él de la derecha deseaba ir por la izquierda y él de la izquierda deseaba lo mismo de la derecha.
Pero ninguno podía decir tales cosas, eran prohibidas para ellos.
Y así caminaron por caminos interminables, senderos que no llevaban a ningún lado.
Cada cual miraba al otro y se angustiaba porque no podía decir que lo acompañe por su lado.
Cada uno sufrió, se angustio, lloro, pero seguía caminando.
Porque sabía que alguien caminaba más allá.
Hasta que conocieron un sentimiento, un sentimiento que los unía.
Que les daba esperanza, porque no hablaban pero se oían.
Y así dejaron de mirarse, seguían caminando.
Porque a pesar que no se acompañaban sabían que alguien caminaba un poco más allá.
Agacharon las cabezas y cerraron los ojos, y oían.
Oyeron tanto, que no precisaron las palabras.
Pero de repente un día el camino se hizo más angosto.
Ellos debían seguir caminando.
Pues así les estaba predestinado, caminar.
Caminaron, y el camino se hizo tan angosto que se chocaron.
Y se oyeron, se oyeron respirar, se oyeron caminar.
Pero no se quisieron ver.
Se descubrirían cerca y eso les aterro.
Así que solo oían al sentimiento.
Y el camino se detuvo, y ellos estaban allí. Sin poder caminar más.
Estaban en el fin.
Estaban uno al lado del otro.
Se miraron.
Uno dijo hola.
El otro solo alcanzo a sonreír.
Esa era la meta.

1 comentario:

  1. Q liindo! este lo conocía, escribis muy biien, publica mas de estas historias!. besos.

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